los placeres del huerto
La dulzura de la huerta, la parsimonia de los surcos, el ciclo de la tierra, el sabor de las verduras… Nos decidimos visitar las instalaciones de los huertos del Ebro del Actur.
Nos dirigimos al final del parque del agua y cogemos el puente que cruza el rio Ebro por debajo de juilibol. El puente deja entrever el paisaje de las colinas de Juslibol filtradas por el tamiz de las vidrieras posmodernas que dejan casualmente irisaciones traslúcidas. Al otro lado podemos contemplar el parque del agua con la torre del agua como referencia de fondo y meandros del río.
Cogemos un camino por el que se puede llegar a los huertos y que conduce hasta la carretera de Montañana. El día es especialmente caluroso (35º) y el caminar es cansino y sudoroso. Vemos algunos detalles arbóreos y en los aledaños del huerto algunas cuadras improvisadas. L. no puede resistir la tentación de darle unas hierbas a la yegua, que no las encuentra tan sabrosas como la alfalfa..
Los huertos estan concurridos, y bien cuidados. Algunos se han construido pequeñas cabañas para refugio y como merendero improvisado. Vemos hermosos gallineros que alegran el ambiente con cacareos. Tomamos nota del par de asaderos que dispone la instalación así como barracón de bebidas frías (a las que renunciamos por carecer de moneda suelta para las máquinas automáticas).
Salimos por el recodo del camino que recorre el Ebro hasta las piscinas Rio Ebro o «sindicales» como se las llamaba antes, y descansamos a la sombra de una morera. Aprovechamos para recoger los frutos que encontramos dulces y sabrosos.