El diablo en el tejado
Enrique vivía solo en el viejo caserón que heredó de unos familiares. Tirando de ahorros lo había podido reformar y amueblar, no con lujos, pero sí para que estuviese habitable y pareciese un hogar, aunque todavía quedaba alguna gotera. La única pega era que estaba apartado del resto de casas y se sentía un poco aislado viviendo allí. De vez en cuando se bajaba al bar del pueblo para charlar con los parroquianos y de paso ponerse al día de lo que sucedía en el mundo.1
Una noche en la que estaba en la cama dando vueltas, algo nervioso e inquieto…, serían las tres o cuatro de la madrugada2, y escuchó unos ruidos en la parte alta de la casa, que le hicieron pensar que podía tratarse de una alimaña o algún bicho que andara por el tejado.
Cuando le pareció que los ruidos pararon, se ovilló a un costado dispuesto a volver a conciliar el sueño, y casi a punto de lograrlo, le desvelaron otra vez los ruidos. Resignado a no poder dormir, decidió coger una linterna y subirse por la escalerilla por si descubría algo.
Le pareció ver como una bruma blanquecina que no sabía si era efecto de su imaginación o del frío de la noche. Enrique decidió volver de nuevo a la cama y cuando estuvo recogido de nuevo y a punto de conciliar el sueño, se volvieron a escuchar crujidos.
A su mente acudieron explicaciones posibles, como por ejemplo, que pudiera tratarse de un ladrón… pero como por arte de magia, justo en el momento en que estaba considerándolo, se detuvo el sonido y entonces se quedó petrificado, paralizado… Estuvo escuchando y esperando averiguar qué sucedía. Ocurrió lo que siempre en esos casos: que se le agudizó más el oído. Cuando uno se mueve escucha menos que cuando está parado y quieto; es algo similar a como los ciegos compensan la falta de visión con un oído más agudo.
Una vez más, cuando Enrique ya se estaba quedando dormido, cansado de tanto esperar en balde cazar un ruido y su causa y se acurrucaba, volvió a escucharse el estrépito.
Habría que añadir que cuando uno no quiere escuchar escucha a su pesar y cuando quiere escuchar no escucha nada.3El caso es que al rato se empezaron a oír unos gruñidos…grhuuuuggg…4 No sabía a qué se podían atribuir pero desde luego había que descartar que fueran producidos por una ratón o un búho. Se parecían más bien a algo extraño, un demonio o un ente… y en ese momento, Enrique ya no se atrevía a subir a mirar porque claro, si se tratase de un pequeño animal inofensivo pues sí, pero si era algo extraño y misterioso no.
Finalmente, a pesar del sobresalto y la inquietud, agotado, consiguió dormirse pero sufrió pesadillas el resto de la noche en las que aparecía un ser que le raptaba, se lo llevaba en volandas y le quitaba el corazón…
Al día siguiente permaneció alerta y comenzó a repetirse el fenómeno paranormal, a partir de entonces todas las noches. A eso de las tres o las cuatro de la madrugada la misma cosa: movimientos en el tejado, ruidos de golpes y gruñidos guturales extraños.
Como el estruendo se producía en el tejado, recordó las historias de brujas que le contaban de pequeño y que entraban por la chimenea.
Qué desafortunados que son a veces algunos pensamientos, que vienen a estropearlo todo. Aunque había asegurado bien las ventanas con rejas y contraventanas y también la puerta que atrancaba cada noche con una silla según el método clásico de inclinarla en diagonal contra la manilla, empezaba a temer que eso, ¨lo que sea¨, pudiera entrar por la chimenea. Así que decidió construir un mecanismo de alarma delante de la llar para qué si alguien entrara por ahí, además de que el barullo que armase le despertaría, fuera una defensa que espantara al intruso para que se volviera por donde había venido.
Colocó estratégicamente unas sillas en equilibrio frágil, de modo que un pequeño golpe desmontara la parada. Ató una cuerda fina pero firme de lado a lado con un cascabel colgado que vibraba al menor toque. Colocó un mueble tapando el hueco para que al ser apartado rompiera una sirga pelada de la que pendía una orca con las puntas hacia abajo colgada de una carraca en el techo. Parecía el laberinto de Babilonia.5
Enrique preparó su propio laberinto de trampas pensando en darle una lección al ser demoníaco que le estaba amargando la vida impidiéndole dormir en paz. Si una noche lograba tranquilizarse al no manifestarse ningún sonido o ningún gruñido, cuando estaba ya relajado y a punto de dormir empezaba de nuevo la pesadilla.
Enrique estaba desquiciado por lo que decidió ir a un profesional, en este caso a su psiquiatra, la doctora Lara. Le explicó lo que sucedía y entonces la doctora Lara le respondió:6
-Bueno Enrique, imagina que estás en un viaje de acampada y como el tiempo no acompaña tienes que dormir en el pajar de una granja. Pero te han dicho que es una zona de lobos y entonces tú tienes miedo de que aparezca uno. Te acuestas en la paja y bueno, por el propio peso de tu cuerpo aunque no te muevas o al moverte ligeramente estando tumbado o algún animalillo que ande por el pajar como por ejemplo una rata, se producirá algún sonido tipo…shshssh…7 Te podrá parecer el lobo porque tú le estás buscando sentido a todos esos sonidos pensando en el lobo ya que es lo que te preocupa. Pero si por el contrario nadie te hubiera comentado que hay lobos o tú no tuvieras tanto miedo de ese animal, posiblemente creyeras que es cualquier otro animal inofensivo. Incluso si te dijeran que ahí hay ratones, el temor pasaría de tratar de identificar la alimaña a considerar, sabiendo ya que es una rata, si te podría morder una oreja, un ojo o una pierna o yo qué sé…
-Sí sí, doctora, si yo comprendo lo que usted me está diciendo perfectamente, pero lo mio es diferente. Lo que hace es moverse después de que yo camine o cambie algo de sitio, quiero decir que va acompasado según mis acciones. Por ejemplo sí yo doy cuatro golpes porque voy caminando entonces él da esos mismos cuatro golpes más deprisa justo después que yo y así siempre8. No es que yo me lo imagine, lo interprete o esté esperando a que lo haga, sino que lo hace justo después de que lo haga yo, cuando menos me lo espero.
-Enrique eso también podría interpretarse como el fenómeno phi. Por ejemplo tú alguna vez has visto estás libretas que en cada página hay un dibujo que parece el mismo pero en cada escena va cambiando un poco. Cuando pasas las páginas muy rápido se ve la imagen en movimiento como si fueran los dibujos animados o una película. Bueno, pues es que quizá en el tejado de tu casa sí hay un bicho andando o por una corriente de aire o porque se posa un pájaro, o al caer una rama sobre una teja y luego rueda sobre otras tejas, entonces se producen varios ruidos seguidos que pueden ser perfectamente estos sonidos rápidos que tú escuchas. Y eso es posible que pase con otras cosas además de las tejas. Por ejemplo cuando te pica la espalda porque hay una etiqueta detrás, en la parte del cuello. Tú piensas: vale, es la dichosa etiqueta. Pero al cabo de un momento te empieza a picar un poco más abajo y después un poco a la derecha y después otro poco más abajo y después ya se va hacia el lado izquierdo. Entonces ya empiezas a pensar que hay una hormiga o un bicho que te está corriendo por la espalda e intentas rascarte dónde te pica pero al momento el picor se desplaza un poco más hacia otro lado y lo mismo intentas rascarte pero te vuelve a picar hacia otro sitio…9 Y en definitiva no hay ningún hormiga, pero la sugestión hace que la sensación vaya moviéndose cómo lo haría una hormiga corriendo por la espalda, pero en realidad no hay nada ya que se trataba de la etiqueta.
– Sí, doctora, entiendo la teoría pero y qué me dice de esos rugidos que escucho?
– Sucede lo siguiente, que en el silencio de la noche todas las cosas, los objetos, la materia que todos piensan que es inerte, no tiene vida vamos a decir, en realidad sí que la tiene. Las paredes, las cosas de madera, muebles, puertas y todo aquello que por efecto de los cambios de temperatura y el fenómeno de dilatación se contraen, emiten sonidos. Por ejemplo habrás visto las rocas que se parten por efecto de las heladas. De ahí también que se ponga una junta de dilatación en las obras para que no se partan las balsosas.10 También puede ser que el sonido de la voz reverbere y se distorsione, como por ejemplo cuando están los vecinos hablando en la habitación de al lado o en otra más alejada, la conversación no se logra escuchar bien porque al rebotar las ondas sonoras en las paredes y además haber unos tabiques con agujeros por el medio se distorsionan las voces, y aunque tú vayas y pongas la oreja en la pared o pongas un vaso para ver si se escucha algo o utilices incluso un aparato de esos de los médicos… cómo se llaman…11, cueta escuchar bien porque la voz está distorsionada.12
En ese momento se oye un golpe tremendo y los dos quedan paralizados.
-Ay madre que ya están aquí -dice Enrique con voz temblorosa.
La psiquiatra mira hacia todos los lados. Se levanta a ver por la ventana y dice aliviada que ha sido un contenedor que ha dejado caer el camión de la basura.
-Ya ves que siempre hay una explicación razonable para todo -asegura triunfal la doctora Lara.
-Doctora Lara, su teoría es suficiente pero no necesariamente correcta. Porque mire, habrá veces en que esos seres no vengan y estaré yo sugestionado y me dejaré llevar por mi imaginación porque de alguna manera estoy esperando a que reaparezcan y eso me afecta, pero otras yo escucho realmente esos gruñidos y esos ruidos. Además mire, yo nunca he sido una persona miedosa, sino no me habría ido a vivir a un caserío en el medio de la nada.
En ese momento se empezaron a escuchar golpes en el techo y ambos miraron hacia arriba en estado de alerta, esperando que se repitieran.
-¡Creo que tenemos visita! -exclamó aterrorizado Enrique.
La doctora resopló pensando que otra vez iba a tener que dar sesudas explicaciones a Enrique, argumentando que a alguien se le habría caído algún objeto contundente al suelo como un aparato o un libro pesado, cuando de pronto se escucharon unos golpes en la puerta acompañados de unos sonidos guturales.13
Los dos se asustaron mucho y se escondieron debajo de la mesa.
En ese momento entró la enfermera gangosa, porque estaba muy resfriada, con unos papeles urgentes que tenía que firmar.14
Psiquiatra y paciente asomaron la cabeza por debajo de la mesa y la doctora dijo:
-Uyyyy es que al paciente se le había caído una lentilla y la estábamos buscando….
COMENTARIOS
#sagaEnrique #voces #paranoia #bloqueo
Enrique vive en un grado de aislamiento notable. Comenzó un ejercicio de sospecha sobre la irregularidad de los sonidos en el tejado una especie de pasos precipitados perseguían el sonido de sus propias pisadas como un eco paralelo. Al principio parecía que el fenómeno se daba en la medida en que no lo esperaba, como si se agazapara y surgiera cuando ya no buscaba pruebas de su existencia. Este modelo era el de la alucinación impuesta. Pero junto a esta manera involuntaria, estaba la modalidad de la expectativa temerosa, que era la que se daba en los momentos en los que no se relajaba esperando que fueran las tres de la madrugada, en el tejado.
La corporalidad del ente que había dado por confirmado le llevó a construir trampas para atraparlo en cuanto bajase por la chimenea. Era la artillería defensiva, que sería inútil de resultar falsa alarma o que el ente fantasmal adivinara sus intenciones, como si jugara uno contra uno mismo y supiera de antemano las jugadas. El delirio cansaba por el trabajo agotador que daba para protegerse de él.
En la construcción del diagnóstico iba descartando posibilidades, no eran ratas ni eran búhos y decantándose por otras como un ente fantasmal que una vez obtenida la esencia conseguía un comportamiento intencional de dañar, burlar, humillar..
La doctora Lara esgrimió toda la artillería de fenómenos interpretativos alternativos, verosímiles y realistas, como el viento, el fenómeno phi, la fabulación basada en datos equivocados o la lógica imprecisa, sin acabar de persuadir a Jaime, que siempre oía un ruido nuevo, incluso en lugares no habituales como la consulta del médico. Los que le tendrían que ayudar se contaminaban y ya no eran seguros.
El humor era una forma de desdramatizar la situación y se conseguía asustando a la mismísima Doctora que se escondía bajo la mesa sugestionada con que entrara un fantasma por la puerta. Es como si al socializar el delirio se humanizase y se convirtiera, más en cuestión de cantidad que de corte epistemológico, y permitiese por ello un alivio en Enrique sabiendo que había una cierta normalidad aceptable para él.
NOTAS TÉCNICAS
1Utilizamos la casa en varios cuentos como símbolo del alma, está desvencijada, hay que repararla, decorarla, mejorarla, etc.)
2Referencia velada al insomnio.
3El uso de trabalenguas, paradojas, frases hechas que descarrilan son ocasiones de estimular cierto grado de humor, ironía y poesía en lo dramático, pero en la representación hay que remarcarlas muy bien e incluso repetirlas o explicarlas si hiciese falta. El lenguaje para jugar consigo mismo permite un grado de auto-distanciamiento en momentos desborde emocional.
4El narrador hace una imitación escandalosa y escalofriante del sonido para poner en vilo a los oyentes tal como le sucede al protagonista.
5¿Conocéis esta historia de Borges? Se narra la historia dentro de la historia, para crear suspense y familiarizarse con niveles complejos narrativos la historia del rey árabe apresado al que se salva si sale de un laberinto, y que le devuelve la jugada al rey cristiano cuando a su vez lo apresa en Babilonia y le propone salvarlo si escapa del laberinto de las arenas del desierto. (En “El Aleph”, J.L. Borges, Ed Vintage Español)
6Esta parte es del tipo ‘conversando con mi psiquiatra’, y habitualmente la representamos con un profesional capaz de improvisar un diálogo similar al escrito. El papel de Javier lo puede hacer el mismo que hace de psiquiatra, cambiándose de silla o si puede ser un yo auxiliar que asuma el papel leyendo sus frases o siendo capaz de reproducirlas aunque fuera de forma aproximada.
7El narrador imita un sonido inquietante y sibilino que espanta un poco a los oyentes.
8Con el talón el narrador realiza esos 4 golpes sonoros.
9Se realizan los movimientos de forma exagerada a la vista de todos
10Para confirmar la tesis corroboramos si es verdad lo que se dice de las juntas de dilatación a algún presente ducho en temas de construcción.
11Se pide a los presentes que nombren para reforzar el discurso ‘científico’ de la doctora.
12 Así de esta manera: el narrador emite una frase con graves distorsionados.
13 El narrador de nuevo imita la voz de forma que no se entiende bien.
14El narrador y el personaje que hace de Remi que han representado la escena en medio de la sala con una mesa, se esconden y asoman la cabeza.