El gato mix
Dramatizado por Mónica Valenzuela y Beatriz MorenoTrillo
En días navideños es costumbre que las empresas estrechen lazos laborales con la buena intención de perdonarse rencillas, minimizar diferencias y reforzar el espíritu de grupo. En concreto, esta de la que vamos a hablar se desenvuelve en un restaurante de las afueras de la ciudad
Nuestro protagonista, Felipe, al llegar al recinto del banquete, se encontró con el restaurante abarrotado. En la entrada del comedor, justo en la puerta, había una mujer voluminosa tomando un vermouth. Felipe tenía que pasar por ahí con una copa que había cogido de la bandeja de un camarero que las ofrecía a diestro y siniestro y solo había un espacio pequeño.1 La señora estaba pensando en sus cosas y como es conocido las personas distraídas y absortas no observan su alrededor con dedicación y eficacia, por lo que la señora no percibió que Felipe tenía el paso cortado. 2
Al intentar pasar, Felipe, casi de perfil por el hueco abierto, justo la señora se dio la vuelta y se tropezaron por el hombro con el resultado de que por culpa del choque se derramó toda la bebida encima de la señora.
Él se disculpó y se ofreció a limpiarla y ella en vez de mostrarse compasiva y comprensiva… se enfadó mucho y le miró con ojos asesinos. 3
Felipe no tuvo más remedio que llamar la atención a la señora diciéndole que estaba en medio y tenía que dejar pasar a la gente.
Por culpa de este incidente Felipe empezó ya mal la fiesta.
Ya se sabe que en estas cenas de empresa en las que se come mucho y se bebe más… se puede crear un ambiente que vaya degenerando a otro muy gamberro, como tirar migas de pan, hacer bromas pesadas…4 Aprovechando la situación los empleados se desquitaron con el jefe y empezaron a hacerle chanzas. Por ejemplo, el jefe era muy aficionado al jamón, así que le retaron a que se metiera en un saco lleno de jamón a comer todo lo que pudiera, como un cerdito comiendo a dos carrillos.
A Felipe, que estaba enfadado por lo que había pasado y ya llevaba algunas copas acumuladas, se le ocurrió la idea loca, malvada y descalabrada…de poner un gato negro que pasaba por allí, dentro del saco para ver si el jefe se comía al gato o al jamón. A Felipe con esta idea le salió una vena cruel sepultada por toneladas de buena educación en forma de humor negro, horrible, pasada de rosca5 y decidió atar el saco con el gato y el jefe dentro y cerrar la puerta de la habitación con llave para que no pudieran salir y no se oyeran los gritos del director cuando el gato le arañara.
El propósito de la encerrona era que todo el mundo se riese cuando saliera el jefe, si es que podía, con su cara de lelo, pasmado …6
Como el jefe tardaba demasiado en salir la gente decidió no esperar y seguir comiendo, olvidándose de él.
Cuando ya iban por el postre, profiteroles, tarta…7 Felipe se acordó del jefe y se quedó pensativo sobre qué habría podido pasar y qué debería hacer. 8
Al final Felipe decidió ir a ver. Estaba rumiando posibles disculpas para no ser castigado, predispuesto al final a decir que había sido otro quien lo había dejado encerrado, por ejemplo el de mantenimiento con el que se llevaba muy mal y así él no iba a tener represalias.
Pero al entrar…9
Vio el saco en el suelo sin el cuerpo del jefe ni el gato negro y en cambio había un gato gris. Felipe pensó que a lo mejor era una fusión entre el gato negro y el jefe10, ya que éste llevaba un jersey blanco de cuello de cisne, del cual se reían los empleados y ahora se habría convertido en un gato mix.
El gato furo salió enfadado, saltando, erizándose, bufando, tirando cosas de las mesas y muy agresivo… 11
El gato se quedó un rato en un rincón mirando de un manera hostil con los ojos inflamados de rojo, pero luego se paseó tan tranquilo por el pasillo que los humanos presentes dejaban con su inmovilidad atónita.
Felipe estaba asustando pensando “¿Ahora qué hacemos con el jefe/gato”?. Intentó facilitar que el gato se fuera a la calle abriendo la puerta, pero nada, “vamos a tener gato para rato” -pensó.
Al final Felipe tuvo que confesar a sus compañeros lo que había pasado, pero estos no creían que el gato salvaje fuese el jefe:12
-Eso es que estás piripi!! -le decía uno.
-Muy perjudicado te veo -replicaba otro.
Algunos compañeros intentaron terciar apostando por alternativas más coherentes de lo que podría haber pasado, principalmente que el jefe hubiera salido del saco y molesto se hubiera ido en un momento en el que nadie se daba cuenta o Felipe hubiera dejado de mirar la puerta para atacar un dulce.13
Para la gente que estaba ahí ese día, la ausencia del jefe fue más un alivio que una preocupación por eso, nadie sintió la motivación de averiguar más científicamente dónde estaba.
Cuando todos fueron a coger sus coches, Felipe vio desde su retrovisor al gato gris de antes, sentado en los asientos traseros de su coche. Era como si el gato le hubiera elegido a él y quisiera que le acogiera en su casa. 14
Al día siguiente el jefe no acudió a la oficina pero la gente no le dio importancia, ya que nadie conocía su agenda. A veces aparecía solo, otras acompañado de señores trajeados, otras no aparecía…Al cabo de una semana, nadie se había molestado en saber donde estaba. Por mucho que Felipe dijera “veis, veis, el jefe está en mi casa, es el gato gris”, los compañeros no le creían.15
Al cabo de un mes llegó un nuevo jefe y cada uno de los empleados tenía una hipótesis de lo que había podido pasar. Unos dijeron que le había dado un infarto, otros que había robado a la empresa y se había fugado, otros que se había ido a trabajar con la competencia, otros que se había fugado con la amante ya que justo la secretaria tampoco había aparecido esos días… Pero nadie creyó que fuera el gato gris.
Cuando Felipe fue a casa le contó al gato que le habían sustituido por otro jefe. Y el pobre gato mix se enfadó, empezó a bufar, a erizarse y a saltar…16
COMENTARIOS
#sagaFelipe #resentimiento #crueldad #autoridad #contaminación
El cuento trae a colación las relaciones de dominio y control que tiene una autoridad sobre un grupo de empleados de una empresa. El miedo, más que la admiración o el respeto, lleva a los empleados a tener con él deferencia y complacencia, pero en una fiesta navideña se bebe mucho y el alcohol desinhibe, libera los bajos instintos (rencor, resentimiento, agresividad)
Se les ocurre gastar una broma de mal gusto al jefe, ponerle dentro de un saco con jamón. Pero Felipe añade al pack un gato negro para que se arme una buena y luego puedan reírse del jefe humillado. Se lleva a cabo un acto de crueldad impulsivo (poco reflexionado por culpa del estado etílico)
Después de un buen rato de juerga en la que todos se olvidan del Jefe, Felipe va a ver cómo está, arrepentido, se encuentra a un gato gris con aspecto del jefe -contaminación perceptiva-.
No puede convencer a los compañeros de que es él y que le ofrecen explicaciones más plausibles que la conversión en gato (se ha ido enfadado, o simplemente se había retirado ya en un momento en el que estaban despistado tomando postres).
Felipe intenta convencer en vano de su evidencia a los compañeros (el hecho de que metió un gato negro en el saco, el jefe desapareció y en su lugar había un gato gris con rasgos faciales del jefe). Se fía más de sus percepciones que de las explicaciones de los colegas.
En el trabajo colocan a un director suplente y todos se olvidan del asunto, menos Felipe que tiene el gato en su casa y le cuenta las vicisitudes como si de su antiguo jefe se tratara.
Felipe, que ha sido el terrorista de la fiesta, acaba siendo el más compungido y leal al jefe.
NOTAS TÉCNICAS
1Pedimos a algunos usuarios que formaran un pasillo y así poder representar la escena de la difícil situación que tenía Felipe
2Aprovechamos para realizar algunos juegos dramáticos. Uno voluntario de los participantes del grupo se pone distraído mientras que otro viandante tiene que pasar por el espacio que tapona por despiste. Preguntamos también que cara pondrá alguien al que se le cae café y que otros gestos quien recibe la mancha del café. Congelamos unos segundos -a fin de que todos los contemplen- algunos de estos aspavientos para que se conviertan en símbolos de representación de lo narrado.
3Ensayamos entre todos caras de asesino
4Se pide a los presentes que hagan el teatrillo de estar pasados de rosca en una fiesta. Cada cual improvisa un tipo de cosas descontroladas que podría hacer o decir. Desde luego, así en frío se capta mucho mejor el ridículo que se hace en tales situaciones.
5Preguntamos por otros sinónimos de esta idea maléfica, terrible, tenebrosa… y luego si alguien ha hecho en una situación similar algo de lo que después, sobrio, se ha arrepentido. De esta forma nos metemos todos en la borrachera de lo irracional para así aceptar ‘cualquier cosa’ inverosímil que siga en la narración.
6Posible ampliación de vocabulario emocional puede proseguirse en este punto.
7¿Qué otras cosas se pueden tomar de postre en estas ocasiones de comilona opípara? -pregunta el narrador a los oyentes para que se impliquen en el olvido de lo que le sucede al jefe en la historia.
8En este momento aumentamos el suspense angustioso de desconocer si ha ocurrido algo horrible solicitando opiniones sobre qué le ha podido pasar al jeje en la habitación de la tortura, de este modo desvelamos los entresijos del efecto angustioso de la anticipación.
9Pausa melodramática. Se pregunta ¿qué creéis que se encuentra? Se debaten posibles escenarios que se hayan previsto, como que se haya comido el gato al hombre, el hombre al gato, hayan hecho gatitos…
10Percepción contaminada o fabulada que se presenta como síntoma en algunas psicosis.
11Representamos la impresionante escena yendo el narrador corriendo de un lado a otro de la habitación con bufidos, saldos y arañazos al aire, subiendo a una silla, colgándose de una estantería.. Lo cómico matiza lo trágico permitiendo que el sentido del humor se admita como una posible reacción frente a la visión fantasmagórica.
12Para reforzar la incredulidad los oyentes añaden frases similares dirigidas al narrador-Felipe, de forma que el conflicto entre realidad y alucinación sea más patente.
13Los presentes también se entrenan a explorar soluciones racionales de lo que podría haber pasado bajo la consigna mental de ser ‘plausible’.
14Les explicamos para relacionar la idea de que fue el gato el que eligió a Felipe y no al contrario, con ejemplos de que los seres humanos no siempre están arriba de la pirámide como solemos pensar, sino que otros animales más pequeños como los virus son los que nos eligen a nosotros en determinadas condiciones como cuando tenemos el sistema inmune más bajo. Por lo que no ha sido por casualidad, todo pasa por algo.
15Se le pide a los oyentes que expliquen lo que podían decirle a Felipe, como por ejemplo “eres un pesado, otra vez con lo mismo” “cambia de tema” “te repites más..” De esta forma se remarca la actitud de los demás cuando insistimos en algo repetidamente al no vernos complacidos a la primera.
16El final acaba en punta, pero se admiten comentarios sobre ese final en el que Felipe habla con su gato, y si es posible que el gato fuera un mix antropomorfo de su jefe