hacia caixaforum dando un rodeo

hacia caixaforum dando un rodeo

Nos dirigimos por el paseo de la constitución y nos quedamos embelesados en la contemplación de  un arbor rojo, frente al que nos  preguntamos cómo respira, de qué vive y si debe tener comunicación química con los verdes que se imponen alrededor dejándolo en minoría. Averiguamos con el movil y con ayuda de compañera que tiene uno igual en el jardin familiar que es un ciruelo rojo (¿del japon?).

Nos situamos frente al edificio de Comisiones obreras y tenemos una mini charla de monitores y usuarios de distintos cursos y actividades que se realizan en el lugar,

Vamos a visitar el Patio de la Infanta donde nos admiramos de las tallas de las columnas, volutas y balcones rememorando personajes griegos, santos y batallas a modo de historia visual que los antiguos (cultos) debían saber leer como nosotros leemos un cómic. De paso asistimos a la exposición aledaña en la que contemplamos mobiliario, bodegones y obejetos de época que nos nos producen la sensación de pasear por el lugar (sensación que se refuerza porque el suelo se decora de tierra, empedrados y calles para dar la ilusión de trasladarnos a otra época.

Especulamos un rato sobre el menu que comían los dueños adinerados del lugar según la temporada, y llegamos a la conclusión que si bien los pobres no estaban referenciados por el bodegón (debían comer sopas y gachas como alimento principal) cualquiera de nosotros disfruta de un menu proteínico mucho mejor que esos ilustres.

Contemplamos el sauce que esta en Sagasta frente Ibercaja y nos enteramos que los sauces se reproducen por implante de ramitas rotas en lugares a los que el agua o el viento lleva, y que el ser que nace del esqueje lo podríamos llamar clon, como si de una escama de nuestra piel pudiera nacer otro Yo identico (geneticamente hablando).

Admiramos desde la plaza de aragón los preciosos aticos de ensueño que se divisan en los cuales la felicidad podría tener adecuado escenario.

En CaixaForum tenemos cita con Paloma, la monitora, que nos explica con su gracejo y amenidad características las vicisitudes orientalistas de Fortuny (padre) como introductor por el gusto exótico en Paris por los ambientes granadinos y luego marroquies (alimentando la pasión francesa por el norte de Africa). Parece ser que el hijo retomó la afición por el orientalismo y su aplicación en la fabricacion de tapices, lamparas y otros elementos decorativos, que en cierto modo continuaban la  labor paterna.

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