Un algarrobo

Vamos a recorrer el Ebro, admirando la potencia de la crecida y la vegetación invernal con sus discretos, pero hermosos colores.
Antes cogemos unos palitos de tritordeum, en la tahona al comienzo del coso que nos parecen sencillamente exquisitos.

Vamos por la ribera de Echegaray hasta el puente de la Almozara. En el camino nos detenemos ante un algarrobo al que arrancamos los frutos para averiguar su sabor. En la Avenida ranillas nos fijamos en los bloques de piedra enormes con sus ranas de bronce que podemos admirar porque hoy no están activados los chorros de agua de la fuente que lo impida.

Visitamos el recinto de la expo y tomamos café en un bar cerca de los juzgados.
Al volver pasamos por por los callejones de la zona antigua hasta la calle Mayoral donde visitamos Visiones y la exposición de fotografías en blanco y negro con personajes azules, y nos acercamos al restaurante Teatro, en el que algunos compañeros del centro árabes comen los viernes un buen cuscús y los domingos medio pollo con patatas y aceitunas todo a un precio más que competitivo.
