Ventablack

Ventablack

Representado por Fernanda Gardeñes

A veces los extremos con los que dividimos las cosas, como blanco o negro, bueno o malo, nos sirven para organizar nuestro mundo, pero en otras ocasiones el mundo se ve perturbado por estas categorías

Por ejemplo, el negro ventablack1 que solo refleja un 0,035% de la luz que le llega gracias a la cobertura de nanotubos de carbono. Este negro, que todavía no es el negro absoluto ya nos desconcierta por su cualidad de hacer invisibles sus contornos o resulta invisible hasta para los espectrómetros. ¿Podríamos ser invisibles pintados con un negro total? Tampoco se sabe lo que es un blanco perfecto, lo tenemos que matizar y mezclar para que nos resulte hermoso en vez de inquietante.

Voltaire concibió EL Cándido como convertido en marioneta del destino, que le arrasaba con catástrofes naturales, religiones fanáticas y maldades humanas 2. Pero a pesar del medio hostil, Cándido siempre creía en la bondad humana hasta la saciedad, incluso convirtiéndose en absurda.

Javier fue como un Cándido recalcitrante, pero no frente a circunstancias hostiles, sino demasiado buenas como para ponerles ninguna objeción.

Sus padres eran muy buenas personas. Se desvivían con todos los vecinos, haciéndoles favores y llenándoles de atenciones. Llamaban constantemente a la puerta y siempre se la abrían, por mucho que les molestara la hora o el tiempo que permanecía la vecina en casa..

-¿No tendrá usted, doña Felisa, una tacita de azúcar para hacer unos mantecados?

-Pasa pasa, que miraré una receta que cogí una vez y la vemos juntas a ver cómo se hace…

-Mama mamá –se oponía Javito intentando en vano acaparar a su madre en exclusividad-.3

Pero en otros momentos todo eran abrazos y muestras de cariño que le dejaban turulato, hastiado y ahíto de afecto al punto de asfixia de tanto mimo, toqueteo y atenazamiento.4 Le daban todo, no le daban nada y él no sabía si huir o exigir, porque no se lo proporcionaban cuando lo necesitaba sino cuando no quería.

También estaban empeñados en que comiera platos a rebosar de garbanzos, espinacas, arroz o pedazos desorbitados de carne para que se hiciera fuerte y no le perdonaban ni una migaja interpretando esa “dejadez” como un desprecio, una indignidad o una temeridad. De nada servía que Javier les dijera:

-¡Me llaman gordito en el colegio y se ríen de mi!

-No estás gordo, estás fuerte y lozano, no hagas caso de habladurías tontas o envidiosas. Ten paciencia y resignación con la maledicencia, porque en el fondo pueden ser almas del señor..

También por su bien espiritual y por darle una profesión mejor para el futuro lo pusieron en un internado religioso. Por supuesto el sacrificio fue por su bien, pero cuando venía unos días de vacaciones, los miraba como a unos extraños sobrevenidos por el paso de un agujero negro del espacio. A ellos se les partía el alma y lo llenaban de agasajos y mimos para rellenar el vacío sideral. Él se dejaba querer sin que el cariño le llegara, como si estuviera muerto en vida y en el fondo deseaba volver al internado.

El profesor de ética religiosa, que era muy moderno, les explicaba los pecados capitales mediante cuentos. Resultaban ser un avaricioso que robaba, un “viva la virgen” que dejaba preñada a una chica que había conocido en un baile, otro que había asesinado a sus propios padres para recibir anticipadamente la herencia, o un sacrílego que había comulgado después de haber dicho “me cago en Dios”.

Los protagonistas llevaban a cabo aventuras a menudo en los sótanos del colegio. Unas veces para ayudar a un enfermo con unas medicinas sacadas de extranjis o un sacerdote que era detenido por no delatar a un criminal al que había confesado y que había escondido la pistola en el confesionario. Resolvían entuertos y desavenencias, no siempre de la mejor manera posible. Hacían el bien, tal vez porque no estaban perdidos para la eternidad.

Le inculcaban de tal modo la solidaridad que Javier una noche durmió con un compañero en su camarilla. Se llamaba Sergio y lo hizo para ayudarlo con unas fiebres que tenía, pero acabaron teniendo relaciones sexuales sin saber cómo ni por qué.

La cosa trascendió, quizá por medio del mismo Sergio arrepentido. Nunca lo pudo saber y fue expulsado del colegio elitista que no podía tolerar esta clase de comportamientos.

El disgusto de sus padres apenas se hizo presente porque todas las contrariedades y penurias las atajaban con sonrisas y buena disposición. No comprendían por qué Javier se hubiera vuelto tan huraño. No tenían ni idea de que no les hablaba por precaución y evitaba abrazos, muestras afectivas de apoyo o indagaciones demasiado intimas por temor a ser engullido por una mala interpretación.

La primera chica que le sonrió, le robó su corazón en un segundo, no sabemos si fue flechazo o necesidad y se casó con ella en cuánto pudo conseguir un trabajo para mantenerse.

En el inicio a veces se escribe el final. Javier la trataba tan bien, adulándola con continuas zalamerías, persiguiéndola constantemente para tener sexo y alabándola tanto como ser superior, que en parte por ese buen trato la pervirtió y la trasformó en una déspota que le mangoneaba, le aplastaba con comentarios tajantes y le exigía, al punto de ser imposible de satisfacer, consiguiendo con ello un constante disgusto.5

Así puede entenderse mejor lo que pasó con su cuñada, la guapa Elisa. Invitaban a la pareja a comer constantemente. Que si una mariscada, una paella, un ternasco, un pastel de avellanas…. 6 Y la relación se hizo tan estrecha que en secreto se enamoró de ella, aunque Javier lo llamaba ‘buena relación con todo el mundo’, ‘familia maravillosa’, ‘vida social perfecta’ y otros circunloquios grandilocuentes 7

Un día que estaba enseñándole un libro de plantas medicinales que había comprado, la besó sin intención, sin saber porqué, por error metafísico, por imperativo del destino.

Desde entonces la cosa se vino abajo como un castillo de naipes.

Su mujer le pidió el divorcio. Elisa le retiró la palabra, ofendida y amenazada por su cuñado para que tomara partido por el bando de las buenas personas. Se deprimió, perdió el trabajo, contrajo una hepatitis por ciertas prácticas que no se pueden decir y al final fue a parar a la calle.

-Una limosnita por favor… -se le oye decir- es para tener que llevarme algo a la boca para comer…

Había gente buena que se apiadaba y le daba unas monedas, pero otras pasaban de largo mirándole mal como diciendo “qué habrás hecho para estar de esta manera” y le hacían sentir la culpa negra absoluta, Su alma ventablack le hacía invisible por no haber sabido querer a los que le querían con una actitud esquiva y resentida. Por no aceptar los arrumacos, los mimos sinceros o por haber desquiciado a todos los que se le acercaron.


COMENTARIOS

#sagaJavier #extremismo #dicotomías

La narración introduce el problema de las dicotomías. Lo negro absoluto (ventablack) y lo bueno a ultranza (los padres demasiado complacientes o exagerados en sus mimos). Tenemos ocasión de contemplar ‘las dos caras de la moneda’, viendo lo malo que tiene ser excesivamente bueno o la bondad que hay en el que hace algo muy malo (los ejemplos de ética aplicada que explicaba el profesor en el colegio). Las dicotomías en vez de ser extremos orientativos absolutos se trasforman en formas reversibles de cuestionar los efectos ‘impuros’ paralelos de bien o de mal.

Asistimos también en el cuento a la puesta en marcha de mecanismos de defensa frente al abuso de buenismo o al afecto intrusivo, tales como el repliegue, la cautela, el silencio, el disimulo bajo el pretexto de respeto.

En la narración se menciona el modo como se originan las relaciones y las consecuencias que tiene el tipo de inicio en el final. Se contrapone el ‘flechazo’ instantáneo y tal vez poco selectivo, fruto de la necesidad perentoria, frente al amor ‘a fuego lento’, basado en el conocimiento y la prueba.

El matrimonio feliz hace aguas a causa de un encandilamiento, de una especie de fijación en la belleza lozana o en el romanticismo ensoñador que lleva a Javier a besar a su cuñada Elisa. A partir de ese mal paso se derrumba el edificio de la familia, que debía ser naturalmente frágil para caer con tanto estrépito. Su mujer se divorcia, Elisa le retira la palabra, pierde el trabajo.

En muy poco tiempo Javier cae en total desarraigo, como arrancado del mundo idílico en el que vivía, y se ve obligado a practicar la mendicidad en la calle. Se plantea la causa verdadera de la desgracia: su alma ventablack que no sabe querer ni ser querido.


NOTAS TÉCNICAS

1 Del national Physical Laboratoty (UK), actualmente esta desarrollado por Surrey NanoSystems.

2 Como por ejemplo… dice el narrador, se para y busca ayuda en el publico que explicita las maldades humanas que se le ocurran (matanzas, engaños, intolerancia…)

3 Javito se agarra a la mama, que intenta atender a la vecina mientras Javito acaba arrastrándose por el suelo agarrado a su pierna.

4El narrador ‘ataca’ con un abrazo a alguien, no dejándole respirar, diciendo “cariñin cariñin mio, cúanto te quiero”

5 El narrador o un ‘yo auxiliar’ escenifican la conducta de la pareja. “Cari, porfa porfa dame un besito” “Qué pesado eres, después de que me maquille” “Que guapa estás, te sienta divinamente el nuevo vestido, ¿no querrías tener un revolcón? “Sí eso, el el vestido nuevo a la mierda, no?” y otros diálogos similares para ejemplificar la dinámica.

6Pedimos una contribución para ampliar la lista de platos suculentos que podrían ser dignos de agasajo

7¿Cómo hablaríamos de un/a cuñado/a del que estamos prendado/a sin que se note o lo queramos reconocer? Por ejemplos: “Es una persona encantadora” “está radiante” “qué suerte tenemos de que nos visite, con lo entretenida que es..”

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