El SER DE NICOTIN
Representado por Luz Moreno
(Esto podría ser un monólogo)
Cuando inhalas un cigarrillo y expulsas el humo algunos piensan que no pasa nada. Parece ser que los investigadores han descubierto algunos productos, unas naftalinas con algunas fórmulas hipertrofiadas que con una combinación hipercalórica sufren una condensación por la que se unen a una hidrostática, y en ese momento un SER puede aprovechar la circunstancia y se mete en el cerebro. Claro, no de un modo corpóreo, porque no tiene cuerpo. Es un ser invisible por así decirlo, intangible, incoloro, in…1 se mete entre los entresijos de la mente y desde allí mueve sus hilos, como por ejemplo:
El fumador se compra un paquete lleno y lo mira. En ese momento, NICOTÍN, mira el paquete en paralelo con él y le susurra:
-Qué lleno tienes el paquete. Puedes fumar a tu antojo. Todos los cigarrillos apretados en la cajetilla, sin usar y tan limpios. Da placer estrenarlo. Sacar uno y fumarlo con satisfacción.
Cuando ya se ha fumado uno tan a gusto NICOTÍN, al cabo de un rato para que no se note, dice:
-¿Te has fijado que te quedan diecinueve cigarrillos?. Tienes el paquete lleno, ¡lleno!. Podrías permitirte el lujo de fumarte otro pitillo. No hace falta administrarlos porque aún te restarán dieciocho. ¡Permítetelo!. Te queda mucho. Te coges poco.
Llega un momento en el que el fumador ve que la caja se le está acabando y se da cuenta, por así decirlo, de una situación de escasez y piensa: “veo que se me está acabando el tabaco hoy, tendré que guardar algo para mañana”.
-Vale, se prudente, coge el último y ya está. Todavía queda alguno más. – sugiere NICOTÍN, y luego continúa:
-Hay que ser razonables. Habrá que dejar algunos para mañana, sobre todo para la hora de levantarse y para después del café -replica lo que queda de sensato en el fumador.
NICOTÍN tirando de los hilos desde las profundidades del cerebro le insiste a cabo de un rato:
-Fúmate otro más, resérvate el último y mañana con tranquilidad compras un paquete. Recuerda que aún tienes dinero en la cartera.
Cuando sólo queda uno, el fumador se resiste ante la evidencia de que el tabaco se acaba, pero NICOTÍN insiste:
-Este sí, este sí es el último. Total uno no arregla nada. ¿Qué no te quedará objetas? qué más da, compras otro paquete a primera hora, antes de echarlo de menos tendrás repuesto.
También NICOTÍN actúa tanto en la salud como en la enfermedad, tanto en las bodas como en los funerales. Por ejemplo, imagínate que tienes fiebre, tos, tiemblas… dices: “me voy a sentar, qué mal estoy, me siento fatal”. NICOTÍN, en cuanto tienes una pequeña pausa de molestias interviene:
-Vaya! has parado de toser, ya tocaba. A partir de ahora estarás mejor,.¿Por qué no te fumas un cigarrillo para relajarte, ahora que tienes un respiro y parece ser que todo ha pasado. Es un momento oportuno ya que el malestar se aleja.
Empiezas a fumar uno, pero también empiezas a toser. NICOTÍN:
-Nada, tu tranquilo, respira hondo, tranquilízate, sosiégate, no sucede nada. Sigue fumando, hay que aprovechar el pitillo. No vas a tirarlo recién comenzado..
Y el fumador: “Qué mal estoy. Creo que voy a ir al hospital. Me voy en autobús”.
Cuando uno planifica mentalmente, piensa de una forma abstracta: “bueno, me voy a casa”, “me ducho”, “me aseo”, “salgo a la parada y todo saldrá muy bien”… pero la realidad puede ser diferente del esquema de propósitos. Llegas a la parada y resulta que el autobús acaba de pasar y no tienes otro remedio que tomar el siguiente. En esos momentos de espera, NICOTÍN en tu cabeza:
-Igual se retrasa un rato largo y luego súmale el viaje en el que está prohibido fumar. Te daría tiempo aunque tuvieras que tirar la mitad si viniese de pronto, pero con esas cuatro caladas será suficiente para pasar el rato ¿no te parece que la inquietud de no saber cuánto tiempo tienes se hace menos molesta fumando?
Cuando te introduces en un hospital a veces ocurre que, medio atontado, no sabes por qué observas lo que observas. Entras y miras los pasillos. Te preguntas internamente, “¿dónde estarán las escaleras?”, “¿dónde estará el lavabo?”; ¿este lavabo es muy visible?, ¿hay mucha gente de paso?. No es de extrañar que con este aturdimiento, cualquier cosa inusual sea capaz de capturar nuestra atención, como una lata de coca cola abandonada, restos de bocadillo en el suelo, cosas que parecen cuestionar que este hospital no sea tan hospital y nos hayamos equivocado de sitio.
En esta especie de ceremonia de confusión, NICOTÍN aprovecha para insinuar:
-Ya que tienes que subir de planta, mira por la izquierda, mira por la derecha. Aprovecha para ver si hay algún rincón escondido que dé al exterior o alguna escalera de incendios por si acaso tienes que esperar horas y respirar aire fresco. Nunca se sabe.
Al final encuentras el lugar de la consulta, pero te han dado un turno y tienes muchas personas delante. NICOTIN te asesora:
-Parece que es muy agotador esto de esperar, ¿no te aliviaría una calada en aquel rincón que hemos visto de paso como por casualidad. Viste que no había nadie. Vas rápido y sólo haces dos caladas. Lo tiras y vuelves. No pasa nada, luego ya tendrás tu turno más próximo.
En la salud y la enfermedad, NICOTÍN te acompañará.
Una de las capacidades extraordinarias de NICOTIN es la biomecánica automática, por ejemplo, hay un grupo de personas hablando. NICOTIN actúa automáticamente en la mente de cada una de las personas del corro sin necesidad de molestarse con razonamientos persuasivos. Simplemente, mientras están distraídos le coge la mano al sujeto, la mete en el bolsillo donde hay un paquete, hurga con habilidad, saca uno, tantea el lugar del mechero, lo prende y nadie se ha dado cuenta.2
Si estamos mal es hasta cierto punto comprensible que NICOTIN intente aliviarnos del malestar. Pero cuando estamos bien, también quiere disfrutarlo fumando:
-Vamos a celebrarlo con un pitillo. El humo redondea el bienestar con una especie de guirnalda o santificado redondel. Una alegría sin colofón es alegría a medias, y no vas a perderte este perfecto disfrute una vez que te llega.
NICOTÍN no desperdicia ninguna situación. Podrías pensar que actúa cuando estamos tranquilos o cuando esperamos y ya está. Pues no. También cuando tenemos prisa. Parece increíble porque todos sabemos que es difícil leer el periódico andando rápido o escribir un mensaje sin perder el paso. Casi no podemos ni respirar hondo porque igual la pausa hace que nos tropecemos y no obstante NICOTIN no se desanima:
-Si te concedieras un cigarrillo, este paseíllo sería mucho más bonito; ¡anda coge un cigarrillo que no te caerás!. Sigue caminando a la misma velocidad, que fumar no te retrasará y encima te distraerás. No estarás incómodo, ni perderás el ritmo, no te agobiarás, cruzarás bien la calle, será más ameno y te sentirás ágil.3
A veces, te dejas influir también por la propaganda, los médicos, las campañas, las semanas dedicadas al tabaco y decides dejar de fumar. Llevas una semana sin fumar. NICOTÍN se encuentra impotente, cabreado y se retuerce desesperado:
-”¡No fumar es horroroso”, “la comida no tiene sabor a nada”, “no sabes qué hacer con la mano”, “sufrir no merece la pena”.
Pronto acaba ocurriendo el desaguisado o la contrariedad o la dificultad de la semana:
-¡Oh!, hoy te veo nervioso. Te preocupa algo, parece -observa NICOTÍN, haciéndose el despistado-.
-Es que tengo una entrevista de trabajo.
-Entonces te interesaría un cigarrillo, – sugiere NICOTÍN – no hay que ser tan rígidos, fúmate uno ¡sólo por hoy!, luego ya lo vuelves a dejar. Incluso te puedes fumar solo medio. No hace falta que te lo termines, aunque si me apuras con una calada sería suficiente por ahora, no hay problema. Vamos a ser flexibles. Elige entre calada, medio pitillo o entero, como quieras. Este imprevisto no estaba contemplado en el plan de dejar de fumar, así que haz una excepción, porque la verdad es que te vendría bien en este momento. Igual gracias a un cigarrillo te seleccionan como candidato.
Tampoco se echa atrás NICOTÍN ni por la falta de dinero ni por la hora:
-Mira si no tienes tabaco o dinero para comprarlo, pide allí a ese hombre un cigarro, si total no estás pidiendo dinero, sino un cigarro que es como una cosa civilizada; hoy por ti, mañana por mi. Somos humanos, somos simpáticos, somos de este planeta. Tú te acercas y educadamente le dices, “¿oye no te importaría darme un cigarrito?, es que me he quedado sin tabaco”, o “¿no tendrías uno por casualidad?”
Es normal dudar un poco cuando tiene que hacer algo que le da apuro, por eso NICOTÍN insiste:
-Para que entre bien la cosa te fijas en alguien que esté fumando, te acercas y miras qué cara pone. Si te aguanta la mirada, en ese momento le dices ¿no te importaría darme uno?, entonces ya fumando se te pasará la vergüenza, que es como una ola que sube y luego baja y desaparece.
El caso de que no haya nadie avizor también lo tiene contemplado:
-Bueno y si no encuentras a nadie, entonces, en vez de comprarte bocadillo de jamón, cómprate solo pan y con lo que quede te compras tabaco o bueno, si tienes mucho apuro, ¿te acuerdas de aquel móvil ese antiguo que guardas por si acaso se te rompe el nuevo? Reconoce que tienes mucho cuidado con el nuevo y no has tenido ningún percance, así que podrías venderlo en una tienda de segunda mano. Conque te den unos pocos euros ya te apañas para comprar un paquete que te podría durar un mes si lo estiras.
O si son las tres de la madrugada y te has quedado sin tabaco y estás tranquilamente a punto de dormirte. NICOTÍN te dice: 4
-Veo que vas a dormir, pero antes de dormirte podrías fumarte un cigarrillo para relajarte y prepararte para descansar a pierna suelta, porque si no igual te desvelas. ¿No te queda ninguno? , ¿ has mirado en la mesilla?, ¿has mirado en aquella chaqueta vieja, en la que a veces has encontrado un paquete abandonado?, ¿y una colilla larga dejada en el cenicero?. ¿Está vacío? Igual lo has vaciado en la basura y hurgando encuentras alguna colilla que puedas aprovechar.
La persona convencida va a buscar por todos los sitios de la casa y no encuentra nada. NICOTÍN interviene:
-¿Y si entras en la habitación de tu compañero. No hay mucha confianza, pero sí suficiente Mira, vas hasta su mesilla, le coges un cigarrillo y mañana se lo explicas. Le dices “me encontré en un apuro, no tenía nada, estaba pasando un mal rato, no quería despertarte, perdóname, te lo devuelvo mañana mismo” y ya está. O igual no le dices nada. Ni se va a enterar.
Entonces decides entrar en el cuarto de tu compañero de puntillas, pero no encuentras tabaco. NICOTÍN susurra:
-En la gasolinera. No está muy lejos.
-Cierra por las noches-, contestas mentalmente.
¿Y si sales a la calle?, – sugiere NICOTÍN – . No hace falta que te cambies mucho. Te pones un abrigo sobre el pijama, bajas un rato, buscas una colilla en el suelo, la coges, la limpias un poquito y te la fumas y ya está.
-¿Si tiene alguna enfermedad, o algo, qué? -objetas.
-No te preocupes -, argumenta NICOTÍN-, -con el calorcillo se mueren todos los bichos. No seas tan tiquis miquis ¡hombre!
Es conveniente saber que NICOTÍN también tiene discusiones en terrenos intelectuales de altos vuelos, sabéis esa obra famosa de Shakespeare “Ser o no ser”? Pues a veces entra en duda existencial, discutiendo consigo mismo en plan ¿quiero o no quiero?, he aquí la cuestión. No creáis que es tonto. Puede tener discusiones muy inteligentes con cualquiera que se le presente.
Por ejemplo, alguien va al médico por una enfermedad importante y se le aconseja abandonar completamente el tabaco. A regañadientes decide dejarlo.
NICOTÍN filosofa con él:
– Pero en realidad ¿quieres o no quieres?, tú quieres fumar, eso de que no quieres es porque te ha influido la propaganda, de que si el tabaco mata, que si el cáncer, que si no sé qué, pero hombre, si me han dicho que hay una persona que tiene 90 años que fuma dos paquetes diarios y no se ha muerto. De algo nos tendremos que morir, pero no necesariamente por el tabaco. Igual te atropella un coche y tú ahí sufriendo en vano. Entonces esto de que no quieres.. ¿tú quieres en realidad dejar de fumar o quieres fumar?, ¡Tú quieres! ¡eh! la cuestión creo que es, que tú quieres fumar en el fondo verdadero, en la superficie aparente te han camelado, te han vendido películas de que si enfermedad, de que si no sé qué y te han persuadido, pero en realidad tu no quieres dejar de fumar. Tú lo que quieres es ¡fumar por ahora!. Entonces hay que ser auténtico. Has de ser tu mismo. Fuma todo lo que quieras y cuando tu decidas entonces dirás ¡no quiero!. Ese día dirás ¡no!, pero hoy tú quieres fumar, ¡fuma en ejercicio de tu libertad!. Más adelante, cuando te dé la gana a ti dirás ¡no!, pero ahora sí.
Aunque creáis que NICOTIN lucha a fondo defendiendo lo suyo, en realidad también es un excelente perdedor.
Lo podéis comprobar con alguien que ha dejado hace tres años de fumar. NICOTÍN va con la cabeza baja. Ha perdido provisionalmente la partida. Esta persona está adoctrinada en el “no fumo y me resisto a las tentaciones”, pero sucede que a lo largo de la vida vamos a tener algunos percances: una traición, un desaguisado, una pérdida, una muerte, un divorcio, etc., cosas que pasan en la vida de todo mundo, cosas que te dejan en un momento de debilidad. Entonces NICOTÍN que se encuentra pacientemente derrotado, deportivamente pasivo, de pronto detecta esta debilidad y aprovecha la oportunidad:
-Perdona que te moleste, pero es que te veo con mal aspecto. ¿Estás pasando un mal momento ¿no?, A lo mejor en este estado te vendría bien un cigarrillo, uno solo, como modesto alivio transitorio.
-No, ya sabes que lo dejé -, es la lógica respuesta.
-En esta vida no hay que ser tan severos ni cabezas cuadradas- arguye NICOTÍN-, hay que saberse adaptar a las circunstancias. Después de tanto tiempo te puedes fumar un cigarrillo si te da la gana. Ya has demostrado que cuando quieres puedes dejarlo, por lo tanto te puedes permitir el lujo justificado de tomar una calada, medio cigarrillo, uno sólo y eso te ayudará a consolarte, a tratarte bien, a darte un poco de placer a ti mismo, que no todo sean puñaladas. Tú te fumas tu cigarrillo y santas pascuas. Te liberas, te das un respiro, te alivias y te sientes bien. Hay que ser !flexible! Míralo como un premio por tu constancia, por tu éxito en mi derrota, un premio a tu voluntad. Fuma un cigarrillo y te encontrarás reconfortado. ¡Sólo durará un rato y estarás contento de haber dejado de fumar antes y después de esa pequeña licencia!
COMENTARIOS
#Crecimiento #nicotina #dependencia
Trabajamos la historia a través de un narrador que introduce las diversas situaciones extraídas de la vida cotidiana de un fumador. Se dramatizan escenas con el personaje de Nicotín que representa de forma exteriorizada la pulsión a fumar, especialmente en lo que respecta a la incentivación de un “Deseo inteligente”.
Los oyentes colaboran en las distintas partes de la narración, en la cola de un autobús, con amigos charlando, etc, mientras Nicotín les manipula, les susurra al oído o mueve automáticamente sus manos.
Los discursos de Nicotín huyen del discurso “sensato”, “científico” o “moralista”. Utilizan en cambio la ironía, el humor y el absurdo como formas de discurso que rompen la simplificación estéril y ejemplarizan la complejidad que permite un cambio del punto de mira.
NOTAS TÉCNICAS
1Pedimos si alguien más se le ocurre algún in… (“innocente”, “inodoro”..)
2 NICOTIN levanta las manos de un grupo de fumadores que habla en el centro de la sala. Les coge la mano, la pone en el bolsillo y hace malabares para sacar un cigarrillo. Rebusca también en un bolsillo y otro en búsqueda del mechero. Si no lo encuentra en alguno de ellos coge el cigarrillo de otro para prender el del que manipula en ese momento.
3En esta escena un fumador camina rápido por la sala y NICOTIN le sigue intentando convencerle de que fume corriendo deprisa.
4Un auxliar fumador se va a dormir. NICOTIN no le deja, le zarandea, le abofetea, le exige que busque un cigarrillo en la mesillla, en el cenicero, en la basura, llamando a un vecino, yendo a la calle a la gasolinera, cogiendo una colilla del suelo..
Fantástico